domingo, 25 de agosto de 2013

Subiendo el nivel

El verano me despista de la gratificante labor de escribir. Aprovecho que estoy en la oficina para hacerlo, como casi siempre. Me consta que nadie me lee por aquí y aunque lo hicieran no pasaría nada. Justo a mi lado hay uno que escribe un blog de cocina, enfrente, una señora de dudoso gusto se dedica a organizar sus excursiones y,  en diagonal, el padre del hijo de una lectora se echa cabezaditas después de comer. 

Ante todo, tengo que confesar que sigo en Pof. Entro mucho menos pero de vez en cuando me descubro mirando los perfiles de los tíos que me escriben y a algún alto y a algún rubio he contestado. Pero cuando veo que ya me estoy metiendo en berenjenales y lo que toca es quedar o pasarse el móvil, me echo para atrás y desaparezco. ¿Que por qué hago esto? No sé. ¿Por qué existimos? Tampoco lo sé. 

Hace poco un amigo me dijo que me vio en Pof y me hizo mucha gracia. Le he estado haciendo coaching para que mejore su perfil. Me dice que no tiene mucho éxito a pesar de que sus mensajes son amables y que siempre pone algo relacionado con el perfil de las chicas. No lo entiendo. Le he dicho que espere a septiembre que ahora estamos todos muy dispersos. También tengo planeado presentarle a una amiga que le pega un montón pero esto él no no lo sabe, que se pondría nervioso. No sé de dónde me viene lo de hacer de celestina pero se me da muy bien, a los hechos me remito.

A todo esto aún tengo que explicar lo del título del post.  Debo decir que noto mucho que tengo otro blog porque estoy mucho más suelta en esto de escribir y no me cuesta nada pasar del cuarto párrafo. Estoy pensando apuntarme a un curso de escritura para acabar con mis carencias y dar el salto definitivo a la fama. La verdad es que no entiendo por qué en siete años este blog no ha llegado a nada, cuando es claramente lo mejor de la blogosfera.

A Harvard (sé que estudió en esta universidad por el Facebook, no porque él lo dijera) lo conocí una noche de fiesta con las Bombones, mis nuevas amigas veinteañeras, Hel y la Mujer que Más liga del Mundo que ya hace bastante que no lo es pero que a estas alturas me da pereza cambiarle el mote. Mientras tomábamos una copa por el Born, los dos chicos con más clase de Barcelona empezaron a hablar con nosotras. De ahí fuimos todos al Magic y cuando ya encendían las luces me enrollé con el menos guapo de los dos, Harvard. La verdad es que el chico no me pegaba ni con cola pero después de salir a fumar juntos un par de veces y de beber sin parar, el chico me fue gustando cada vez más. 

Al salir, mientras amanecía, nos hicimos una foto Instagram con las manos de todos, Hel y yo insistimos en vano en hacer juntos una peña de lotería, los chicos querían que fuéramos a un after y otras cosas de borrachos que no recuerdo. Al final cada uno se fue a su casa y allí acabo una gran noche, de esas míticas que se recuerdan en el tiempo.


Al cabo de unos días quedé a solas con Harvard sin esperar mucho de la cita pero un poco nerviosa porque nunca había quedado con un chico más listo que yo. De hecho ya tenía la cara y la frase preparadas para cuando me contara que había estudiado en Harvard. Nunca lo hizo, una muestra más de su clase. Si yo hubiera estudiado allí, iría siempre con la sudadera y la carpeta bajo el brazo. Quedamos en una terraza con vistas sobre el Born y no entendí porque yo, que voy tan de que conozco Barcelona, no había estado nunca allí. La cita fue genial y acabamos en mi casa. El chico me hizo un chupetón enorme que difuminé un poco al día siguiente con una técnica que encontré en google que consistía en frotar la zona con una moneda. 


Al día siguiente me fui a Menorca, la isla que me hace feliz, y mantuvimos un poco el contacto por Instagram y Whatsapp (¡Hola mundo moderno!), pero a la vuelta me dio largas para quedar en plan que tenía mucho curro y que el finde tenía compromisos. Me sorprendió mucho porque al principio le vi entregadísimo, pero c'est la vie y vete a saber qué pasa por su mente. A mí, que tengo tiempo libre para dar y vender, me parece increíble que alguien pueda estar tan liado, pero dice Hel que los autónomos a veces van así. No sé, por si acaso, mejor que vaya abriendo nuevos frentes y ahora mismo sólo se me ocurre una vía: Pof, Pof, Pof.

En las fotos, la composición de manos que hicimos al salir de la discoteca y la terraza con vistas al Born donde me llevó Harvard.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de tener una cita con un chico que ha estudiado en Harvard es, efectivamente, otra liga.
La foto parece la portada de un disco de Aerosmith de los 90.

La madre del hijo del que se echa cabezadas en el curro dijo...

Pof, pof, pof, amiga. Es la única vía. Un hermano Pof me ha estado contando cómo se deshace de las tías (del Pof) y es bastante hilarante oír el otro lado de la historia.

Creo que está muy bien subir el nivel, aunque sólo sea por una noche.Esto sólo augura más y más categoría, sólo veo astrofísicos y controladores aéreos en tu futuro.

Anónimo dijo...

Amiga es un gusto leer este blog,

Me hubiese encantado conocer el chico Harvard, aunque yo le hubiese preguntado donde estudió, simplemente para escucharlo de su boca..

Me intriga conocer las frases que tenías preparadas por si lo soltaba

Tb me intriga saber la amiga que tienes pensada para el amigo que ronda por el Pof.

Myran dijo...

Y a mí me intriga saber cuál de mis amigas eres. ¿Eres la de un pueblo de interior, quizás?