sábado, 19 de abril de 2008

Mis admiradores

Como toda soltera en edad de merecer, simpática, sonriente, alta y castaña clara que se precie, tengo algún que otro admirador. Seguros y fieles tengo tres, aunque a veces fantaseo con la idea de que tengo muchísimos más.
Los tres hombres que beben los vientos por mí son:
Tetins: es un chico muy feo, en clara pugna por conseguir el título de El Hombre más Feo del Mundo que ya ostenta otro conocido. Tetins es dulce y buena gente, tímido y se dice que virgen. El otro día, por primera vez, me envió un mensaje para quedar (con más gente) y acepté la invitación. Le hice feliz, pero él no sabe que él también a mí.
Jos: un compañero de trabajo. Nuestro idilio dura ya hace años. Nos regala libros a las chicas de la sección, pero yo soy claramente su preferida. Cuando hablamos el mundo se para a nuestro alrededor. Está casado con una mujer de la oficina y por eso lo nuestro no prospera.
Rockero-socialista: un chico del barrio, amigo de un ex rollito de AB. Le di mi teléfono porque pensé que estaría bien tener un amigo por el barrio. Insistió para quedar y le di una oportunidad. Su conversación soporífera que saltaba del socialismo, a su madre y de su madre al socialismo, me ayudó a decidir que sería la única. A veces me lo encuentro por lugares que frecuentamos y cada exis tiempo me envía un sms.
Éstos son pues mis tres admiradores. Como habéis visto, en ninguno de los casos el amor es correspondido. Pero yo bien contenta que estoy con ellos ya que, aunque no sirvan para nada, aumentan mi ego. jajajaja (Mim dixit)

martes, 8 de abril de 2008

Tris

Teniendo en cuenta el considerable descenso en el número de comentarios y el estado decadente del blog, me voy a agarrar a un clavo ardiendo y me voy a asegurar al menos un comentario. Para ello voy a hablaros de un animal doméstico, Tris.
Tris es mi perrito. Está en casa de mis padres y mi amor por él es enorme. Cabe decir que el amor que siento por los perros, sobre todo si son pequeños, blancos y peludos, es antinatural e irracional. Si veo a un perrito y a un niño juntos, le digo algo antes al perro que al niño. Espero que el inminente nacimiento de Tan, mi sobrina, me haga cambiar esta extraña visión.
Yo no he convivido con Tris porque lleva en casa de mis padres desde que me emancipé. Aun así lo llevo en el fondo de la pantalla del móvil y si alguien me pregunta digo que es mi perro. Tris es un poco burro y tira a borderline. Si cambias la voz o te pones un sombrero se pone a ladrar como si no te conociera. Es virgen y poco sociable. Pero es bello. Es como los hombres que me gustan a mí: guapos pero tontos.
Tris es blanco y peludo, pero Pas, mi padre, a pesar de mi indignación, le corta fatal el pelo, sin importarle lo más mínimo la estética. Estos últimos meses tenía el pelo largo y estaba más bello que nunca. El otro día, Pas intentó hacer un invento para tenernos a todos contentos pelándole todo el cuerpo y dejándole la cabeza a lo afro. Ahora está horrible y parece un Chupa Chups.
A todo esto, la semana pasada salí cuatro días a medias tintas, eso que tanto odia AB. He decidido que esto se ha acabado y si salgo será para quemar Barcelona y no para quedarme a medias. Puede incluso que saque del cajón el material ilegal que Trep, mi amigo de estética punk, me trajo hace un tiempo, y quizás visite Trauma, discoteca donde van divorciadas, separadas y entraditas en años a pillar a tíos con pelas. De momento, a falta de esa gran noche, estoy reclutada en casa, ahorrando, leyendo revistas del corazón, viendo los cástings de OT y meditando sobre el sentido de la vida.
En la foto, Tris.