Como dice AB en su comentario, el domingo es un día triste para el soltero. Yo sería más concreta y diría que el domingo por la mañana es triste para el soltero.
Yo, gracias básicamente a la soltería de AB y a las comidas familiares en el pueblo, he procurado no quedarme demasiado sola un domingo. Pero este verano, debido a las vacaciones de AB y a mi inapetencia a coger el tren, un par de veces me he visto una mañana dominical sola...
Ya veo que algo raro pasa porque apuro al máximo mi estancia en la cama, síntoma claro de depresión. Al levantarme vago por el piso pasillo arriba y pasillo abajo semi-desnuda sin saber muy bien qué hacer, suerte que el piso es pequeño. Tengo resaca, no muy fuerte porque ya hace mucho que no pillo una borrachera de las grandes. La última es la de aquel día que me bebí varios tequilas y que después de vomitar ocho veces quería cortarme la cabeza o tirarme por la ventana. Yo misma, estando borrachísima como estaba, me asusté de estos pensamientos.
A lo que iba, pues después de deambular a la deriva, comienzo el día sin ningún tipo de previsión ni organización sobre todo en el tema gastronómico: como aceitunas y luego un yogur, me bebo una coca cola con galletas Digestive y al rato acabo con las sobras de la nevera. Luego me fumo un cigarro que me sienta fatal y veo la salida de las motos (algo totalmente inusual en mí). Voy al baño y descubro tengo el desarreglo intestinal típico de la resaca. Me miro al espejo y no me reconozco. Pongo lo Simpsons o algún DVD y dormito. Al despertar decido ducharme (cosa que tendría que haber hecho mucho antes) y buscar algún plan que arregle el día.
Dos domingos ya han seguido esta línea de hechos. Después del segundo me dije que esto no me volvería a pasar y de momento lo llevo bastante bien.
Este fin de semana, por ejemplo, con el Filete de visita y las fiestas de la Mercè, no voy a tener que sufrir una mañana de domingo en soledad. Todo sea por no tener que mezclar más aceitunas con yogur.
Yo, gracias básicamente a la soltería de AB y a las comidas familiares en el pueblo, he procurado no quedarme demasiado sola un domingo. Pero este verano, debido a las vacaciones de AB y a mi inapetencia a coger el tren, un par de veces me he visto una mañana dominical sola...
Ya veo que algo raro pasa porque apuro al máximo mi estancia en la cama, síntoma claro de depresión. Al levantarme vago por el piso pasillo arriba y pasillo abajo semi-desnuda sin saber muy bien qué hacer, suerte que el piso es pequeño. Tengo resaca, no muy fuerte porque ya hace mucho que no pillo una borrachera de las grandes. La última es la de aquel día que me bebí varios tequilas y que después de vomitar ocho veces quería cortarme la cabeza o tirarme por la ventana. Yo misma, estando borrachísima como estaba, me asusté de estos pensamientos.
A lo que iba, pues después de deambular a la deriva, comienzo el día sin ningún tipo de previsión ni organización sobre todo en el tema gastronómico: como aceitunas y luego un yogur, me bebo una coca cola con galletas Digestive y al rato acabo con las sobras de la nevera. Luego me fumo un cigarro que me sienta fatal y veo la salida de las motos (algo totalmente inusual en mí). Voy al baño y descubro tengo el desarreglo intestinal típico de la resaca. Me miro al espejo y no me reconozco. Pongo lo Simpsons o algún DVD y dormito. Al despertar decido ducharme (cosa que tendría que haber hecho mucho antes) y buscar algún plan que arregle el día.
Dos domingos ya han seguido esta línea de hechos. Después del segundo me dije que esto no me volvería a pasar y de momento lo llevo bastante bien.
Este fin de semana, por ejemplo, con el Filete de visita y las fiestas de la Mercè, no voy a tener que sufrir una mañana de domingo en soledad. Todo sea por no tener que mezclar más aceitunas con yogur.