lunes, 28 de marzo de 2011

Cuentacuentos

La primavera ha llegado y las cada vez más numerosas solteras del grupo están revolucionadas. La semana pasada fue bautizada como "La semana de las citas" porque en distintos puntos de Barcelona y en el norte de Catalunya hubo encuentros mujer-hombre en diferentes formatos.

Pero bueno, voy a centrarme en mí que para eso es mi blog. Hace unos meses conocí a un chico de Nou Barris, montañero, con un catalán nefasto y humor previsible, un poco Ger, el ex de Abillo. Me explicó que era maestro y escribía cuentos para niños y yo me ofrecí a corregírselos.

Desde ese momento empezó una relación epistolar muy a la antigua en la que él me enviaba cuentos infantiles y yo se los corregía. De vez en cuando, me enviaba una foto de su fin de semana en la montaña o me contaba lo que había cenado. Al principio eran uno o dos mails semanales pero las dos últimas semanas sus imputs eran casi diarios, pasaba de cuentos y me enviaba poemas o me contaba su vida. Yo en este punto ya no me acordaba ni de su cara y tenía serias dudas sobre su edad o si era guapo o feo, así que le propuse tomar una cerveza.

La cita no estuvo mal, Cuentacuentos era más joven y guapo de lo que me acordaba. Fuimos por Sant Andreu a beber cervezas y a ver unos monólogos. Luego vino uno de los hits de la noche: el trayecto bicicleta-moto hasta Nou Barris. Cuentacuentos pedaleaba sin parar y yo le seguía borracha con la moto por esos barrios periféricos tan olvidados. Tomamos la última y cuando me disponía a irme Cuentacuentos se abalanzó sobre mí. Aquí vino el HIT de la noche: el chico me levantó por los aires, recorrió cinco metros, me estampó contra una pared y empezó a besarme y toquetearme como si no hubiera mañana.

Me fui a su casa (sí, qué pasa, yo funciono así) y allí vino la parte chunga de la noche: Cuentacuentos tiene la casa más deprimente y desordenada que he visto en mi vida. Ya me había avisado pero eso lo superaba todo. El tema sexo fue regular, el chico puso todo su empeño pero acabó mucho antes de lo previsto. Eso sí, era super cariñoso y nos pasamos la noche haciendo el 22, eso que tanto le gusta al Filete.

No creo que le vuelva a ver, de momento ya le he recomendado que, por su bien, se busque una señora de la limpieza. Además, pertenecemos a mundos muy diferentes: él es un moreno montañero sin internet y yo una rubia urbanita enganchada al Facebook.

En la foto, algo muy parecido al comedor de Cuentacuentos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno este post, he disfrutado mucho, jajaja. Bueno, hay que seguir probando no?? besitos

La del norte dijo...

Me parece una historia muy de película!! Relación epistolar, levantamiento por los aires, choque contra la pared... Que fort!! Ahora entiendo lo de "fly me to the wall", muy bueno Ivan!!! Por cierto, eso lo hizo en un sitio público o en la calle? Te lesionaste la cabeza?
Ah! Y el 22 también está bien de vez en cuando...
Claramente no tiene muchos puntos en común con mi historia, salvo el final "feliz".

Verp dijo...

Esta foto supera en mucho mis peores tiempos de desorden. En serio, ¿cómo puede alguien traer a un ligue a un antro así?

Ese viaje por los aires debió de ser brutal.

Este anónimo del primer comentario, ¿no será Cuentacuentos?

Muchas preguntas. Voy a tener que inventarme rollos y polvos impresionantes para estar a vuestra altura, porque lo mío es de pena.

Y quiero reivindicar las calles y los garitos de Nou Barris, a mí me encantan.

ces-peonza dijo...

Me encanta la historia, lástima del síndrome de diógenes,el tema cuentacuentos me chifla, y que sea rudo-maestro-cariñoso, ¡me parece un diamante en bruto! Creo que es mi tipo, excepto el desorden, pero una mujer de la limpieza como bien dices, hace milagros!

El tema que acabe antes de la cuenta, mira, seguro que a la 2ª dura más...

El 22 es guai, no sabía que a Filete le gustara especialmente...
Me encantan vuestras historias

ML dijo...

Cesc, ¿estás segura de que es tu tipo? mira que este puede que te recite versos de Shakespeare! y eso no es lo que tu quieres... Un beso!

ces dijo...

Mel, es cierto, a mi me van los que tienen ponis en sus casas ;)