Después de un mes de agosto muy poco prolífico por las vacaciones, la apatía, las fiestas populares, la lluvia y otros estúpidos motivos, vuelvo al blog con las pilas cargadas.
Septiembre siempre ha sido un mes clave para mí. Mucha gente hace balance de su vida en enero, yo en cambio siempre lo hago en septiembre. El año pasado, sin ir más lejos, a la vuelta de mi gran viaje a Nueva York con Pe, fue cuando me planteé en serio mi relación y todo comenzó a decaer. Recuerdo que me sentía totalmente estancada: novio (4 años), piso (3 años), trabajo (4 años) y todo eso a la tierna edad de 26 años. A lo largo del curso cambiaron dos de las tres cosas. Y es que ya tocaba.
Ahora llega septiembre y lo veo todo más difuso que hace un año. A la, ya no tan tierna, edad de 27 años, me he comprado un piso, no tengo novio y sigo con el mismo trabajo. Lo que rige mi vida es mi hipoteca a 35 años y por eso no puedo ni quiero cambiar de trabajo. Este año haré segundo curso de francés y me apuntaré a Batuka o Pilates en el flamante centro cívico de al lado de mi casa. Tendré a Jul como vecina y a Hel de vuelta en Barcelona. Haré un tramo más del camino de Santiago, iré a las Fallas con Mel y Jav y fijo que iré a Menorca a comerme un Filete. Haré mis preciados cafés con Ces y echaré de menos a los que están lejos. Seguramente AB volará del nido familiar y yo tendré que acostumbrarme a vivir sin ella.
Luego están los objetivos típicos como dejarme el pelo largo, adelgazar, ir al gimnasio, dejar de fumar o no ir más al Caprabo. El otro día hice una lista bastante extensa, de la que Rak fue testigo, pero ahora veo que la he perdido. Espero que nadie la haya encontrado porque, entre otros objetivos, aparecían pronunciar mi escote o intentar hacerme lesbiana.
Así afronto la entrada de un nuevo curso, el 2007-08. Supongo que se cumpliran la mayoría de mis previsiones y pocos de mis objetivos. Ya se irá viendo. Todo esto y mucho más, aquí, en Estrenando Soltería.
Septiembre siempre ha sido un mes clave para mí. Mucha gente hace balance de su vida en enero, yo en cambio siempre lo hago en septiembre. El año pasado, sin ir más lejos, a la vuelta de mi gran viaje a Nueva York con Pe, fue cuando me planteé en serio mi relación y todo comenzó a decaer. Recuerdo que me sentía totalmente estancada: novio (4 años), piso (3 años), trabajo (4 años) y todo eso a la tierna edad de 26 años. A lo largo del curso cambiaron dos de las tres cosas. Y es que ya tocaba.
Ahora llega septiembre y lo veo todo más difuso que hace un año. A la, ya no tan tierna, edad de 27 años, me he comprado un piso, no tengo novio y sigo con el mismo trabajo. Lo que rige mi vida es mi hipoteca a 35 años y por eso no puedo ni quiero cambiar de trabajo. Este año haré segundo curso de francés y me apuntaré a Batuka o Pilates en el flamante centro cívico de al lado de mi casa. Tendré a Jul como vecina y a Hel de vuelta en Barcelona. Haré un tramo más del camino de Santiago, iré a las Fallas con Mel y Jav y fijo que iré a Menorca a comerme un Filete. Haré mis preciados cafés con Ces y echaré de menos a los que están lejos. Seguramente AB volará del nido familiar y yo tendré que acostumbrarme a vivir sin ella.
Luego están los objetivos típicos como dejarme el pelo largo, adelgazar, ir al gimnasio, dejar de fumar o no ir más al Caprabo. El otro día hice una lista bastante extensa, de la que Rak fue testigo, pero ahora veo que la he perdido. Espero que nadie la haya encontrado porque, entre otros objetivos, aparecían pronunciar mi escote o intentar hacerme lesbiana.
Así afronto la entrada de un nuevo curso, el 2007-08. Supongo que se cumpliran la mayoría de mis previsiones y pocos de mis objetivos. Ya se irá viendo. Todo esto y mucho más, aquí, en Estrenando Soltería.